martes, 28 de septiembre de 2010

A tu lado lloré... y callé.



 
Ninguna lágrima conmueve
tu cuerpo frío, impasible,
ese alma que busca otro destino.
No el mío.
Y otra vez el corazón herido.
 
A tu lado lloré... y callé.
Porque creí tu mentira,
no pensé encontrar en tu mar mi desdicha:
encontré una muerte pasiva
que lentamente ahoga mi aliento.
Encontré en tu felicidad mi sufrimiento.
 
Me besaste, y de mí una lágrima caía.
Miedo.
Miedo a sentirme sola...
A tener el corazón hecho trizas.
Otra vez.
 
A tu lado lloré... y callé.
A tu lado. Y no eras tú.
Nuestro muro: unas sábanas.
Tal vez otra luz, otro alma.
A tu lado, yo, oscuridad deshabitada.
 
A tu lado lloré.... y callé.
Sigue en tí esa cobardía.
Y en mí cien preguntas,
tantas falsas caricias...
No hay respuesta.
Sólo quedan versos de ira.
De toda mi rabia contenida.
A tu lado... yo no sé...
 
Una lágrima cae.
Desborda todas las palabras escritas,
todo lo nunca impronunciado.
Y en silencio, mientras me marcho,
recuerdo otra vez:
a tu lado lloré... y callé.

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